jueves, 4 de diciembre de 2008

Una lección de mayéutica


Lo ilegal lo hacemos de inmediato. Lo inconstitucional toma un poco más de tiempo.
Henry Kissinger


--X: señor presidente, ¿qué opina de las acusaciones según las cuales la policía le ha disparado a los indígenas?

--Presidente: así no podemos. Ante todo, tenemos que hablar con la verdá: aquí nadie de la fuerza pública le ha disparado a la población civil. Al contrario, fíjese que han sido los indígenas quienes han maltratado a la policía. Yo sí quiero, señor periodista, pediles a los indígenas que se disculpen con la policía.

--X: señor presidente, ¿qué estaban haciendo varios representantes de los paramilitares en la Casa de Nariño?

--Presidente: aquí han habido gobiernos que han negociado con los bandidos a oscuras, por detrás. En mi gobierno todo se hace de frente, con trasparencia.

--X: señor presidente, si se fija en la pantalla del televisor, CNN está pasando un video donde se ve a un policía disparándoles a los indígenas.

--Presidente: espérese yo consulto. [Luego de varios minutos…] me acaba de informar mi general que sí hubo disparos. Y quiero pedir disculpas al pueblo colombiano porque me dieron la información incorrecta. Pero aquí estoy poniendo la cara y reconociendo los errores. También quiero aclarar que, aunque la policía sí disparó, lo hizo en defensa propia y ninguno de los indígenas muertos murió a causa de los disparos de la policía. Ellos murieron porque estaban manipulando explosivos terroristas que estallaron en sus manos.

--X: señor presidente, ¿pero a usted no le parece muy grave que la policía le dispare a la población civil?

--Presidente: mire periodista, ningún gobierno anterior se había preocupado por los derechos humanos tanto como este. Sobre todo, ninguno se había preocupado antes por los derechos humanos de los policías. Además, hay que tener en cuenta que en la marcha indígena se han cometido actos terroristas y más de treinta policías han resultado heridos y uno más perdió las manos. A mí no me preocupa que la policía haya disparado. A mí lo que me preocupa es que hayan hecho quedar mal al presidente.

--X: señor presidente, ¿no cree que los centenares de muchachos asesinados en los casos de los falsos positivos son una consecuencia de su política de premios para la fuerza pública?

--Presidente: es que no podemos confundir la eficacia con la delincuencia. Mi política de seguridá busca la eficacia, pero no la delincuencia.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

La lección del putañero: Cioran


Filosofía y prostitución
El filósofo, de vuelta de los sistemas y las supersticiones, pero perseverante aún en los caminos del mundo, debería imitar el pirronismo de acera del que hace gala la criatura menos dogmática: la mujer pública. Desprendida de todo y abierta a todo; compartiendo el humor y las ideas del cliente; cambiando de tono y de rostro en cada ocasión; dispuesta a ser triste o alegre, permaneciendo indiferente; prodigando los suspiros por interés comercial; lanzando sobre los esfuerzos de su vecino superpuesto y sincero una mirada lúcida y falsa, propone al espíritu un modelo de comportamiento que rivaliza con el de los sabios. Carecer de convicciones respecto a los hombres y a uno mismo: tal es la elevada enseñanza de la prostitución, academia ambulante de lucidez, al margen de la sociedad, como la filosofía. «Todo lo que sé lo he aprendido en la escuela de las fulanas», debería exclamar el pensador que lo acepta todo y lo niega todo; cuando, a ejemplo suyo, se ha especializado en la sonrisa fatigada, cuando los hombres no son para él sino clientes, y las aceras del mundo, el mercado donde vende su amargura, como sus compañeras su cuerpo.